Cata de AMAVI: "Viaje por los olores"
Cata de AMAVI: «Viaje por los olores»
Club Financiero Génova
En la tarde del martes 31 de enero, en el Club los miembros de AMAVI, la Asociación de Mujeres Amantes de la cultura del Vino, se prepararon para una experiencia inusual: oler. La aventura fue presentada por Enikő Győri, vicepresidenta de la Asociación y, por otro lado, embajadora de Hungría, y dirigida por Jaime Bermúdez, ingeniero agrónomo y enólogo de amplia experiencia. El objetivo era despertar el olfato, ese sentido poco desarrollado en el Hombre y crucial, en cambio para otros mamíferos.
Si los perros poseen más de 140 millones de millones de terminaciones nerviosas y los gatos 19 millones, los humanos “solo tienen cinco millones”, siguió explicando nuestro experto en aromas. Y gracias a estos receptores podemos percibir entre dos mil y cuatro mil olores distintos. Asentadas estas bases, fue menester ponerse narices a la obra para ampliar nuestra facultad olfativa y aplicarlas al tema que nos ocupaba: el vino.
Con este fin los asistentes se dispusieron en un primer momento a una identificación de aromas básicos (pimiento verde, vainilla, miel, manzana, guinda…) y, a continuación, a una cata de cinco vinos, especialmente centrada en la fase olfativa. Los cinco elegidos para la ocasión fueron un Sauvignon blanc chileno, seguido de un Verdejo de Rueda; en tercer lugar un Juan Gil, tinto de Jumilla, para continuar con otro tinto, esta vez de Somontano y finalizar con un Gran Reserva de Rioja.
Algunos de los aromas detectados en este recorrido de los distintos vinos fueron los de frutas blancas, hinojo, vainilla, café y ahumados. Y, en el lado de los tintos, quedaron patentes los efluvios de frutas negras, notas balsámicas, violeta, además de diferentes matices en la serie animal o empireumática.
Para continuar la labor y aumentar el umbral de percepción, Jaime Bermúdez se despidió con una recomendación: “oler todo e ir armando nuestro archivo olfativo”. Solo así conseguiremos llegar a los niveles de un buen catador porque, tal y como subrayó nuestro guía de los aromas: “Un catador no nace, se hace”.